Te han dicho que la sal es mala.
Que sube la tensión, que retiene líquidos, que hay que reducirla “por salud”...
Pero nadie te ha contado que eso depende de qué sal estés usando.
Porque lo que tú crees que es sal —eso blanco y seco que compras en el súper—
no es sal.
Es cloruro de sodio refinado: un subproducto industrial con forma de condimento.
Mientras tanto, la sal de verdad —la que nutre, la que tiene más de 80 minerales, la que tu cuerpo reconoce y agradece—
esa se esconde. Se prohíbe. Se desprecia.
Parece mentira, pero lo de siempre:
Lo natural se demoniza. Lo procesado se normaliza.
La sal de mesa convencional ha pasado por un proceso industrial que elimina todo lo que no sea cloruro de sodio:
fuera el magnesio, el calcio, el potasio, el yodo natural...
Lo que queda: 99,9 % de un compuesto químico aislado.
¿Estable? Sí. ¿Nutritivo? Ni de lejos.
En cambio, la sal marina sin refinar proviene directamente del mar y conserva su riqueza natural: más de 80 minerales traza, en proporciones similares a las que necesita tu cuerpo.
Es como comparar agua destilada con agua de manantial.
Una hidrata. La otra NO.
Mucho. Muchísimo.
Hablamos de un cóctel natural de minerales como calcio, magnesio, potasio, zinc, yodo natural…
Todos en forma biodisponible (el cuerpo los absorbe y usa sin esfuerzo).
Resumiendo :
Menos fatiga. Mejor digestión. Más saciedad. Y una sensación general de que tu cuerpo va más fino.
Yo mismo lo he comprobado: al cambiar la sal, lo notas. En los platos. Y en ti.
La sal marina sin refinar se obtiene en salinas tradicionales, por evaporación natural del agua de mar.
Sin aditivos.
Sin máquinas.
Sin químicos.
Solo sol, viento, tiempo y paciencia.
Se sigue produciendo en lugares como Ibiza, Formentera, Cádiz o el Mar Menor, aunque cada vez con más trabas. ¿La razón? No cumple con los “estándares de pureza” industrial.
Claro. Porque aún es sal de verdad.
Usa sal marina sin refinar como cualquier sal:
En ensaladas, platos cocinados, guisos o fermentaciones. Sin escatimar.
También puedes usarla para hacer bebidas isotónicas caseras.
Empieza con poca cantidad. Media cucharadita por litro de agua, si quieres probarla disuelta.
Tu cuerpo te dirá si vas bien (o si te pasas).
Incluso puedes tomar agua de mar diluida, como hacen muchas personas con experiencia en salud natural.
No.
Lo que la sube es el exceso de sodio sin sus minerales compañeros.
Eso es lo que pasa con la sal refinada.
No con la sal marina real, que regula la presión gracias a su equilibrio mineral.
De hecho, en culturas que consumen sal de mar sin refinar —como Okinawa o ciertas zonas del Mediterráneo— la hipertensión es mucho menos común.
Lo que mata no es la sal.
Son los ultraprocesados con sal industrial y azúcar a paladas.
No soy de marcas.
A veces una muy sencilla. A veces una más exótica, cuando hay visita en casa.
Con que no sea refinada, dá igual la marca que elijas. Acertarás.
Y si prefieres el agua de mar:
Ibiza y Formentera Agua de Mar – Para uso diario.
Quinton – Referencia científica.
Totum Sport – Más orientada al deporte.
Yo compro muchas cosas en el super, pero hay cosas que me cuesta encontrar, y en esos casos, recurro siempre a Amazon. Si a ti también te pasa y quieres una sal buena ya, Amazon tiene varias opciones decentes de sal marina sin refinar.
Aquí van algunas que recomendaría sin dudar:
Biosalt Pearls – Sal marina virgen ecológica (grano fino)
Procedente de la bahía de Cádiz (España).
Con certificado de procedencia ecológica.
Sabor suave, buena textura y sin refinar.
Sal marina fina Soria Natural
Super económica. Ideal para el día a día por su precio.
Versión molida, perfecta para quienes no quieren mortero ni molinillo.
Estas dos pueden ser un buen punto de partida. Pero valdría cualquier otra.
Solo asegúrate de que en el envase ponga: sin refinar, sin antiapelmazantes, sin aditivos.
Otras sales como la sal de roca, o la sal de manantial pueden ser tan buenas como la sal marina (aunque suelen ser menos económicas), pero revisa siempre que vayan acompañadas de la etiqueta "sin refinar".
Por supuesto, huye de la sal de mesa, de la sal yodada y de la sal marina a secas, todas esas, irán contra tu salud.
La sal sin refinar es mucho más que un condimento.
Es un recordatorio de que la salud no siempre está en lo nuevo, sino en lo que se ha hecho toda la vida, antes de que nos lo quitaran.
Si vas a cambiar una sola cosa este mes, empieza por esto:
✅ Cambia tu sal.
✅ Cambia tu agua.
✅ Cambia tu idea de “lo sano”.
Porque puede que ahí empiece todo lo demás.
Para recibir consejos de salud cada día, déjame tu email en la cajita de más abajo.
Sin ruido. Sin filtros. Solo cosas que funcionan en la vida real.
Déjame tu correo y te cuento más sobre salud cada día.